Hola de nuevo a todos.
Lo prometido es deuda. En su momento dije que haría una especie de crónica de toda la expedición y creo que ya va siendo hora.
Los que habéis estado siguiendo el blog podréis comprobar que la mayoría de las cosas que voy a contar ya os suenan pero para los que se enganchen a última hora este puede ser un buen resumen.
Va a ser un poco largo por lo que lo dividiré en tres partes, correspondiendo cada una de ellas a una fase de la expedición.
Va a ser un poco largo por lo que lo dividiré en tres partes, correspondiendo cada una de ellas a una fase de la expedición.
Como ya sabéis muchos, mi trayectoria en el mundo de los ochomiles no es muy extensa ya que mi principal proyecto ha sido y es completar las "Siete Cumbres". No obstante, mientras sigo peleando por encontrar patrocinio para finalizar las dos cumbres que me quedan para esto, que se escapan a mis posibilidades económicas, mi pasión por la montaña me lleva a querer emprender cada vez retos más grandes y a embarcarme, en solitario o en equipo cuando me proponen algún proyecto que me interesa, en expediciones que están al alcance de mi limitado bolsillo.
Por ello, el año 2000, formando parte de una expedición murciana, intenté ascender al Gasherbrum II (8035 m) que se encuentra muy cerca del Broad Peak. En el año 2006 logré ascender a la cumbre del Everest (8848 m). El año pasado volví a intentar el Gasherbrum II, esta vez solo, en las dos ocasiones me fue imposible, la primera por cuestiones climatológicas y la segunda por problemas con el material (se me rompieron las botas de altura). Como os podéis imaginar, tras las experiencias en el GII no me quedaron muchas ganas de volver al Karakorum y en mi mente tomaba cada vez más fuerza la idea de intentar otra montaña de 8000 m en Nepal, en concreto, el Manaslu (8156 m). Y la idea iba madurando hasta que...
Por ello, el año 2000, formando parte de una expedición murciana, intenté ascender al Gasherbrum II (8035 m) que se encuentra muy cerca del Broad Peak. En el año 2006 logré ascender a la cumbre del Everest (8848 m). El año pasado volví a intentar el Gasherbrum II, esta vez solo, en las dos ocasiones me fue imposible, la primera por cuestiones climatológicas y la segunda por problemas con el material (se me rompieron las botas de altura). Como os podéis imaginar, tras las experiencias en el GII no me quedaron muchas ganas de volver al Karakorum y en mi mente tomaba cada vez más fuerza la idea de intentar otra montaña de 8000 m en Nepal, en concreto, el Manaslu (8156 m). Y la idea iba madurando hasta que...
Hasta que en el último trimestre del año pasado recibí la llamada de una buena amiga de Sevilla (Lina Quesada) y me hizo otra proposición... No penséis mal, simplemente me dijo que cuatro amigos se habían juntado para ir al Broad Peak y que si quería apuntarme al grupo. La verdad es que no me apetecía mucho volver a Pakistán pero, como soy muy facilón, rápidamente le dije que contara conmigo.
A partir de aquí, empieza el jaleo de la organización de este tipo de expediciones (preparar ropa y material, conseguir financiación, visados, permisos de ascensión, dinero, billetes de avión, conseguir patrocinadores y colaboradores, dinero, más dinero...) y si queda tiempo... entrenar.
El grupo finalmente quedó formado por cuatro: Lina (Sevilla), Pilar (Ronda), Nick (Los Ángeles-USA) y yo. Lamentablemente a uno de los que tenía pensado venir, Juan (Trevélez) le surgió un problema y tuvo que renunciar a la expedición (lo sentí mucho porque se le veía muy ilusionado).
Con todo este lío, cuando te quieres dar cuenta, ha llegado la fecha de salida y te ves peleando en el aeropuerto por no pagar exceso de equipaje, aunque debo decir que en esta ocasión todo fue de fábula y no tuve ningún problema en este sentido. Todo iba perfecto, salida del avión sin retraso, equipaje facturado y llegada a Estambul (escala prevista) sin problemas. Allí me iba a encontrar con mis dos compañeras de expedición (Lina y Pilar), pero claro, no todo iba a salir bien, su avión llegó con retraso y perdieron la conexión por lo que tuvieron que esperar un día y medio en Estambul y a mí me tocó viajar solo hasta Islamabad.
Llegada al aeropuerto internacional "Benazir Bhutto" de Islamabad, son las 4,30 de la mañana pero parece como si fueran las 12 del mediodía por la cantidad de gente que hay. Me dirijo rápidamente a la zona de equipajes con el fin de recoger mi petate (22 Kg) y mi bidón (32Kg). Pasan ante mi muchas maletas, paquetes, bolsas..., pero lo mio no aparece y empiezo a ponerme algo nervioso.Tras una breve espera por fin salen mis petates. ¡Bien! ha llegado todo, la expedición sigue adelante.
Salgo al exterior donde se supone que personal de la agencia que hemos contratado (KTP) me estará esperando..., se supone, porque en realidad no hay nadie esperando mi llegada. Me toca llamar a la empresa, pero no llevo encima el número. Solución: mandar un mensaje a Victoria, que me busque el número y la dirección y me lo mande, aunque en España sean más o menos las 2 de la mañana y se acuerde de toda mi familia... Al final tan solo fue un error debido al retraso de mis compañeras, pensaban que veníamos todos juntos y que no llegaríamos hasta el día siguiente.
Después de unas dos horas desde mi llegada Nabi (uno de los responsables de KTP) me recoge y me lleva al hotel donde me encuentro con mi otro compañero de expedición (Nick) un americano que tiene varios ochomiles, entre otros el Cho Oyu (8201 m) con tan solo 19 años.
Tras un breve descanso salimos a pasear por Islamabad y vamos a visitar la mezquita "Faisal" una de las más grandes de Asia y el más famoso y reconocido icono de la ciudad. Como hace mucho calor, al poco tiempo volvemos al hotel donde nuestro más querido compañero (el aire acondicionado) nos convence de que lo mejor es quedarse en la habitación.
Mezquita Faisal |
Calle típica (Foto: Pilar Agudo) |
Al anochecer decido acercarme a otro hotel (Envoy Continental) donde se encuentra un miembro de la expedición de Oscar Cadiach al Broad Peak (Ricard Fernández), que ha tenido que quedarse en la ciudad para terminar de tramitar unos papeles. Al llegar me encuentro con él y con dos alpinistas más (Oriol Ribas, también de la expedición de Oscar y Ferrán Latorre que va a intentar el K-2). Con ellos me voy a cenar y pasamos una velada muy amena contando aventuras y desventuras de montaña.
Al poco de regresar a mi hotel me avisan de que tenemos que realizar el "Breefing" donde se nos presentará al "Oficial de enlace" figura que obliga a llevar el Gobierno Pakistaní a todas las expediciones. Por fin, tras una larga reunión y mucho papeleo nos vamos a dormir.
Pasamos, sin pena ni gloria, pero con mucho calor, otro día en la ciudad. De madrugada llegan al hotel Lina y Pilar. Ya estamos todos, podemos volar hacia Skardu... ¿o no?. Pues no, hay problemas con los vuelos y por no perder más días decidimos (muy a nuestro pesar) viajar por carretera, por tercera vez me toca recorrer parte de la "Karakorum Highway", considerada una de las carreteras más peligrosas del mundo y volver a pasar por zona "caliente" donde los talibanes hacen de las suyas de vez en cuando. Por suerte, no sufrimos ningún percance y después de dos agotadores días llegamos al hotel K-2 en Skardu. Tenemos un día por delante para preparar todo el material para los porteadores y descansar.
KKH (Foto: Pilar Agudo) |
Un alto en el camino (Foto: Pilar Agudo) |
Al día siguiente nos toca recorrer en todo terreno la distancia entre Skardu y Askoli (último pueblo antes de comenzar el trekking del Baltoro). Son solo 147 Km. pero se suele tardar entre 7-8 horas, lo que da una idea del tipo de caminos que tenemos que pasar. Después de muchos botes, pero sin incidentes, llegamos a Askoli donde pasamos nuestra primera noche en tienda de campaña.
¡Por fin vemos montañas! ¡Empieza lo divertido! Eso si consideras divertido andar durante seis días (cuatro de ellos por encima de un glaciar) para llegar al campo base.
CARLOS GARRANZO
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